El pasado 20 de marzo tuvo lugar la cuarta sesión de escuela de padres y madres.
La sesión se centró sobre temas relacionados con la autoestima y los roles de padres y madres. Se plantearon las limitaciones que a veces sentían éstos con respecto a esos roles predeterminados que no podían cambiar o que se confundían.
Un adecuado nivel de autoestima es la base de la salud mental y física del organismo. El concepto que tenemos de nuestras capacidades y nuestro potencial no se basa sólo en nuestra forma de ser, sino también en nuestras experiencias a lo largo de la vida. Todo influye en nuestro carácter y por tanto en la imagen que tenemos de nosotros mismos. Una persona con baja autoestima suele ser alguien inseguro, que desconfía de las propias facultades y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse. Además, necesita de la aprobación de los demás porque siempre teme equivocarse.
Otro problema que ocasiona el tenernos infravalorados es la inhibición de la expresión de los sentimientos por miedo a no ser correspondidos. Si algo funciona mal en una relación de pareja o de amistad, la persona con falta de autoestima creerá que la culpa de todo es suya, malinterpretando en muchas ocasiones los hechos y la comunicación entre ambos.
Una persona con una autoestima óptima, en cambio, supera sus problemas o dificultades personales, muestra sus sentimientos y emociones con libertad, afianza su personalidad, se comunica con facilidad y le satisfacen las relaciones sociales, valora la amistad y tiene iniciativa para dirigirse a la gente, tienen más facilidad a la hora de tener relaciones interpersonales, sabe aceptar las frustraciones, aprende de los fracasos, es creativo e innovador, le gusta desarrollar los proyectos y persevera en sus metas y posee una visión de si mismo y de sus capacidades realista y positiva. Es más independiente.
Una autoestima adecuada en los padres y madres se refleja en la educación de los hij@s.