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Eduardo García Perez

Nació el 11 de mayo de 1927, en Campos del Río Vamos a realizar un breve recorrido de su biografía, recogida de la Historia de Campos del Río, en su volumen III, en la cual se puede leer mucho más amplia.

– 1951: año que se hace sacerdote y es destinado a las misiones de Río San Jorge, en Colombia.
– 1956: termina su periodo de 5 años en Colombia y pasa a Roma donde se licencia en Misionología.
– 1958: vuelve a Madrid donde ejerce el cargo de Director de la Procura. – 1965: cuelga los hábitos de sacerdote para casarse con su actual esposa Joaquina Ayala Fernández.
– 1967 y 1968: escribe sus dos primeras obras: Sede vacante y Mes y pico en Rajatila.
– 1975: es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y ese mismo año es Oficial de la Administración de Justicia.
– 1984: regresa a Murcia e ingresa en el cuerpo de Secretarios de la Administración, con destino en Molina del Segura.
– 1992: de Molina del Segura había pasado a Las Palmas de Gran Canarias, año que le llega la jubilación.

 
Ha tenido cuatro hijos: Gema Miriam, Eva Raquel, María Begoña y Benjamín Eduardo, más conocido por ‘Nayo’, que desgraciadamente falleció en accidente de moto el día 26 de febrero del año 2005. Se le ha hecho un monolito en Campos del Río con su ‘cabrica’ como el llamaba a su coche ‘dos caballos’.

 
Ha escrito novelas, relatos cortos y artículos, obteniendo de todos ellos unos ochenta premios literarios repartidos por toda la geografía nacional. He leído gran parte de su obra y lo que más me ha gustado ha sido la crítica sibilina que hace a ciertas

 instituciones de la iglesia en sus andaduras terrenales y nunca de las creencias o la fe. En su propia expresión: «He vivido en la ortodoxia cristiana y quiero seguir en ella».
En general, podríamos decir que Eduardo nunca ha vivido como un cura (en el pueblo se dice que vivir como un cura es equivalente a trabajar media hora al día y con vino, decir misa) ni nunca ha representado la tipología de obispo (cara de luna llena y vientre del volumen de una embarazada de ocho meses) sino que ha vivido y lo sigue haciendo como un obrero de Dios.


Sin los diferentes roles que ha desempeñado a lo largo de su vida, al desnudo, podríamos decir que Eduardo es una persona buena y trabajadora, sincera y consecuente sus acciones diarias con su forma de pensar.

 
Tengo dos deseos que me gustaría que se cumpliesen para su cumpleaños y son: Que el Ayuntamiento hiciera un busto de él para ponerlo junto al monolito de su hijo. Recopilar toda su obra y quedarse en la Biblioteca de éste, su pueblo, cambiando su nombre actual, Miguel de Cervantes, por el de Eduardo García.
Como no hay dos sin tres, el tercer deseo sería invitar al pueblo de Campos del Río que lea la obra de Eduardo como uno de los más ilustres personajes que este pueblo ha tenido.

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